Página 12 / Un abordaje de los sonidos del otoño
El tecladista, pianista, compositor y arreglista comenzó con la idea de ponerles música a las estaciones del año en 2006 y ya tiene listo el álbum que cierra la saga, que publicará mediante una campaña de financiamiento colectivo.
Por Cristian Vitale
Tuvieron que pasar dos años y medio para que Juan “Pollo” Raffo le pusiera una música a la estación que faltaba: el otoño. Brindis, el disco que la contiene, es entonces el broche temporal de la saga Música de Flores que el pianista, tecladista, arreglador y compositor nacido en tal barriada del oeste porteño comenzó allá por 2006, con Guarda que viene el tren. “El disco viene a cerrar un primer ciclo relacionado con las estaciones del año, y es como una continuidad de la idea y el concepto de los cuatro discos. Lo que se nota, sí, es el afianzamiento del cuarteto, y un sonido más maduro, más relacionado con el otoño. Una continuación con matices, digamos”, define él, que está adelantando las diez composiciones del material todo los jueves de mayo a partir de las 21.30 en el Virasoro Bar (Guatemala 4328). “Estamos tocando todo el material del disco nuevo, que ya está grabado… Sólo faltan algunos detalles para publicarlo en soporte físico”, agrega Raffo, cuyo grupo forma con Martín Rur, en saxo soprano, clarinete y claron; Tomás Pagano, en bajo y Rodrigo Genni en batería. “Ya escribo bastante pensando en cada uno de ellos, por eso hablo de afianzamiento”, aclara el ex Trigémino, El Güevo y Monos con Navajas.
El sonido global del trabajo no se aleja mucho de la gran Raffo, que es una marca registrada a esta altura de la música popular argentina: una alquimia conceptual e instrumental de ritmos autóctonos, rock progresivo, música ciudadana y vuelos rasantes con el jazz. De una manera de hacer música libre, al cabo, tal como la conciben sus influencias (Joe Zawinul, Hugo Fattoruso, Keith Emerson, Hermeto Pascoal o Jan Hammer, entre ellas), pero a la criolla. “En lo musical, no se diferencia mucho del disco anterior, principalmente porque se trata de la misma formación y su sonoridad en vivo. De hecho, el disco fue grabado ‘de una’ en el estudio, sin correcciones ni sobregrabaciones. Un detalle diferente, tal vez, es que sólo toco el piano acústico. No hay teclados eléctricos, pero no por algo en particular, sino porque lo tomé como una regla de juego, una convención para este trabajo puntual”, explica Raffo. Otro rasgo distintivo del disco radica en que casi todas las piezas –instrumentales, como manda el universo Raffo– tienen nombres de una sola palabra. El se los acuerda de memoria y los larga, casi sin respirar: “Contrafrente”, “Borboleta”, “Yerbal”, “Rorschach”, , “La Leyenda del Grumete Genovés que Desertó Frente a las Costas de Quilmes” (ésta es la que justifica el ‘casi’), “Calesita”, “Yaguareté”, “Terminal”, “Filigrana” y “Brindis”. “Lo que me interesó de la elección de los títulos es que sea una palabra que sonara fonéticamente bien y después sí, ver posibles significados directos o indirectos que sugiriera la música”, explica.