El Musiquero: El Güevo
No es difícil hablar de la yema y la clara que hay adentro de este cascarón. Leyendo la lista de integrantes del grupo las garantías de un trabajo logrado aparecen como muy seguras, ya que ella arroja los nombres de excelentes músicos conocidos por el gran público por sus funciones profesionales, más que por lo que ellos mismos son en su quehacer individual…
por Daniel Curto
No es difícil hablar de la yema y la clara que hay adentro de este cascarón. Leyendo la lista de integrantes del grupo las garantías de un trabajo logrado aparecen como muy seguras, ya que ella arroja los nombres de excelentes músicos conocidos por el gran público por sus funciones profesionales, más que por lo que ellos mismos son en su quehacer individual.
Estamos hablando de una nueva generación de sesionistas, ya lejos de aquel sonido lavadito o de esa base cafona. Tipos pro pero con toda la calentura y eficiencia en el toque. Además, este es un Güevo raro ya que, en vez de una gallina, lo ha puesto un Pollo: Juan Raffo, autor, arreglador y productor de todos los temas. La clara está compuesta por la batería de Daniel Volpini y el bajo de Marcelo Torres unidos en una base impresionante. Volpini deja grabado en la cinta su espléndido groove del cual se agarra Torres para desarrollar su toque absolutamente personal, más allá de la pirotecnia de la moda.
Por otro lado, la yema compuesta por Pablo Rodríguez y Sebastián Schön arma el contenido neto de los arreglos y los solos dando muestras, además de musicalidad, creatividad y otros etcéteras, de seguridad en el discurso. Guillermo Arrom completa la formación acoplado a la clara antes mencionada, tomando un carácter esencialmente rítmico.
Matan los arreglos, en el mejor estilo
¿jazz-rock?, ¡qué palabra fea! Y las composiciones son de un tono muy
¡up! (perdón por el término, imaginarse un dedo pulgar apuntando hacia arriba), sin olvidarse de la butaca como muchas veces pasa en los materiales que uno escucha de ciertos estilos de jazz. Resalta del cassette el tema Camoto, una tarantela, señores.