Rolling Stone: Reunión de culto: el Güevo graba
Veinticuatro años después de grabar su primer y único casete, el supergrupo de jazz
experimental se reunió para registrar un vinilo que será editado en una edición de lujo
con fotografías de Nora Lezano.
por Humphrey Inzillo
Fundado y regenteado por el contrabajista Jorge «Negro» González, Jazz & Pop fue uno de los boliches más emblemáticos de los años 80. Su reapertura hace dos años, en la nueva sede de Paraná 340, fue el disparador para la reunión de El Güevo, un extraño y oculto supergrupo de culto, liderado por el pianista, compositor y arreglador Juan «Pollo» Raffo (colaborador de Ratones Paranoicos, Soda Stereo, Divididos, Los Piojos y una lista infinita), acompañado por Marcelo Torres (bajista del Indio Solari), Pablo Rodríguez (saxofonista de Los Auténticos Decadentes), el saxofonista Víctor Skorupski (prestigioso sesionista y líder de su propio grupo, El Ghetto), el guitarrista César Silva y Daniel Volpini en batería.
El ingeniero de sonido y productor Andrés Mayo no los había escuchado nunca en vivo (la primera etapa del grupo abarcó el período 1983-1989), pero quedó tan fascinado por el grupo en el ciclo del reencuentro, que les propuso producirles un disco para su nuevo proyecto: Cool du Monde. Con diseño de Liniers, el sello se propone lanzar «buena música desde el culo del mundo». Y el puntapié inicial son las sesiones grabadas en vivo en el estudio El Pie, que serán editadas en vinilo durante el próximo semestre, con fotografías de Nora Lezano en apenas quinientas copias autografiadas por todos los integrantes del grupo. «La idea es que sea un objeto de colección», explica Mayo. «Cualquier otro formato, no le haría honor.»
El Pollo Raffo explica que la idea inicial de la reunión era tocar los temas que compuso en los años 80, antes de partir hacia la prestigiosa Berklee College of Music y obtener el título summa cum laude en Jazz Composition, pero con una mirada retrospectiva. «Como si fuera una foto vieja, en la que te podés reconocer pero sabés que ya no sos el mismo», explica Raffo. Y agrega: «Había ideas del jazz, pero también una dinámica bailable. Y mucho humor: muchas líneas de bajo, los ritmos y las melodías casi parecen una caricatura del pop de ese entonces. Aunque hacíamos música instrumental, tocábamos en pubs de rock, como Stud Free Pub, La Esquina del Sol y Prix D’Ami, y compartíamos el circuito con Soda Stereo, los Redondos, Sumo y otros grupos de la época».
Pablo Rodríguez, saxofonista decadente de proyección jazzística, recuerda que se compró un auto gracias a El Güevo. «Es que a pesar de ser proyectos de estructura vocacional, en los 80 tuvo una pequeña proyección comercial: El Güevo es a la música instrumental lo que Los Auténticos Decadentes son a la canción popular. O sea, una máquina de hacer hits», especifica.
Durante muchos años, cuando al Pollo le preguntaban cómo definir al grupo, el respondía que se trataba de un proyecto de «neo-cafonismo». «Pero, realmente, es un grupo de fusión instrumental, casi de rock instrumental. Porque tomamos esencialmente ritmos del rock y del latin-jazz, aunque también podemos tocar una tarantella. Es una hibridación entre la formación técnica de la música clásica y el jazz con la actitud del rock», asegura Raffo.
¿Y qué cambió en estos veinte años? «La diferencia con las grabaciones originales [El Güevo editó un único casete en 1987], más allá de la calidad del sonido, es la solidez en la interpretación. Esencialmente, tocamos mejor. Hemos estado arriba del instrumento mucho tiempo. Y no se ha perdido, afortunadamente, esa cosa chispeante y humorística que todavía está presente.»
El peso del humor es tal dentro del grupo, que grabaron el disco… ¡disfrazados! Pablo Rodríguez aportó parte de su colección con más de cien sombreros, máscaras y otros elementos de cotillón que rescata del carnaval carioca de las fiestas donde toca con Los Decadentes. «La intensidad de la transformación de la emoción me seduce mucho y eso ocurre tocando con Los Deca o con músicos de jazz.»